Dura lex, sed lex
2020
Instalación formada por 51 platos Duralex de color ámbar y 5 ramos de guindilla, algarrobas, olivera, lavanda y espigas de maíz
190 x 200 x 30 cm
Obra seleccionada en la Biennal d’Art Contemporani Gastronòmic de Cambrils 2020
La obra formó parte de la exposición Generació [Re]. Continuïtat o canvi? realizada en el Museu Terra de la Fundación Carulla
En los años 40’ la combinación de la expresión de derecho romano dura lex, sed lex (la ley es dura, pero es la ley) y unos platos dieron pie a uno de los productos con más éxito de nuestro país: la vajilla Duralex. Mediante el juego publicitario basado en la resistencia y atemporalidad de unos objetos caracterizados por ser frágiles y costosos, la obra Dura lex, sed lex recupera el plato como símbolo de bienaventuranza para repensar, des de la contemporaneidad, el concepto de hambre en la ruralidad.
En este sentido, las plantas secas que cuelgan del techo de la instalación (guindilla, algarroba, olivera, lavanda y trigo) rememoran algunos de los recursos de la base alimentaria de nuestro país en tiempos de penurias. A pesar de que estos alimentos puedan parecernos en desuso o precarios, su estado y sus formas nos evocan una nueva manifestación del hambre: la desruralización. Debido a la falta de oportunidades y recursos en el ámbito rural, ya no queda nadie para cuidar de los campos.
Actuando como una escalera invertida, encontramos montañas de platós apilados. Con ellos se evoca la presencia y los recuerdos de una generación y un pasado que poco a poco se apaga y una juventud que, queriendo o no, se va lejos del campo. Cada vez hay menos comensales y, por lo tanto, menos platos para servir en la mesa. Así pues, delante de la ausencia, ¿quién recordara estas historias? Indudablemente, la memoria cede a favor de la ley del olvido. Una ley que, al final, también responde a la expresión que concibió y bautizo estos platos: Dura lex, sed lex.